jueves, 23 de abril de 2015

Una visita inesperada


Qué mañana tan fresquita y tan linda hace en el pueblo de Pó. La primavera brota por todos los rincones. 
Se respira vida, mucha vida, y todo está rodeado de alegres colores..



Anöuk se ha levantado muy contenta y con muchas ganas de hacer una tarta de manzana.
-¡Qué día tan bonito el de hoy, hace mucho sol y entra mucha luz en casa! Es un día perfecto para hacer la tartita. Ya veréis qué rica está.



Preparada la masa del bizcocho y dispuesta a poner los trocitos de manzana para adornar la tartita, Anoük se queda sin luz.  

-Pero si hace un día precioso.. -Anoük no entiende qué ha pasado y decide ir a mirar por la ventana- ¿Será un eclipse de sol? Por estas fechas no se espera ninguno... qué raro...

¡UY, qué susto!



Cuando mira por la ventana descubre a un perrito asomado en otra ventana, justo delante, con carita de bueno.
Decide salir para averiguar qué está pasando y se encuentra con un remolque-caracol aparcado en la puerta de su casa y tapando su ventanita..



-¿Hay alguien? ¿De quién es este remolque-caracol?



-Es mío, ¿Qué pasa? Tengo mucha prisa y no puedo entretenerme a hablar... Aunque... Mmmm... huele a tarta de manzana...
 

-¡OH! Un centauro... -pensó Anoük, que hacía mucho que no veía a ninguno - Sí, está en el horno desde hace un ratito, ¿te apetece un trozo?
-¡UAH, sí! ¡NO! ¡No tengo tiempo! - dijo el centauro todo enfadado.
-¿Por qué no tienes tiempo?
-Estoy buscando las herraduras que tenía guardadas, pero se me han debido de caer cuando casi vuelco el remolque-caracol en aquella raíz de árbol que cruzaba el camino...
Perdí la que llevaba puesta y necesito una de recambio porque me estoy haciendo daño al galopar y al final no voy a poder moverme... ¡JOOO, no encuentro nada!



-Os iría bien descansar un ratito. Entrad y probáis mi tarta de manzana, así me decís si le falta un toquecito de Stevia.
-¿Stevia, eso qué es?


Una vez en casa, el centauro por fin se relaja y explica a Anoük el por qué de su llegada.

-Estoy buscando un lugar precioso, del que todos hablan, aunque no lo he llegado a ver aún.. Dicen que allí los lagos son enormes y cristalinos, los bosques verdes y frondosos y hay unos árboles tan altos que llegan a la luna y, sobre todo, no hay campanarios. ¡Odio el ruido de las campanas!
No sé dónde está, pero cuando lo encuentre, sentiré que he llegado, lo sabré.

Y comiendo y comiendo, y hablando y hablando, el día va pasando muy tranquilamente. 
-Te voy a llevar al herrero del pueblo- dijo Anoük- seguro que tiene herraduras y así puedes arreglarte el casco.


Cuando llegan a ver al señor herrero, éste les dice que no le queda hierro...

-Lo siento mucho.. he vendido hace cinco minutos el último trozo de hierro que tenía y no puedo hacer nada más hasta la semana que viene, pero si queréis podéis ir a ver a mi hermano. Es quién suministra el hierro a toda la comarca. Vive un poco lejos, en lo alto de la colina, pero es un paseo muy agradable.

-Hoy no podré ir.. se está haciendo tarde y he forzado mucho el casco, lo tengo muy agrietado.. iré mañana porque se está haciendo tarde - dijo el centauro- no me viene de un día.


Poco a poco se va haciendo de noche y las estrellas iluminan el pueblo de Pó.. 
Es tan bonito soñar bajo el cielo estrellado...

-Por cierto centauro.. ¿Cuál es tu nombre, y el de tu perrito?
-Centauro es mi nombre.. no tengo otro, y mi perrita se llama Betty Espaguetti. Me acompaña allá donde voy, es mi fiel amiga.
¿Y tú? me has invitado a comer y no sé nada de ti...
-Anoük, y ellas son Peke-Peke y Peke-Pó.

Silencio... estrellas... y sueño, mucho sueño...


A la mañana siguiente, con un sol espléndido y con muchas ganas de caminar, Anoük, el Centauro y las tres peluditas, se preparan para ir a casa del hermano del herrero a buscar hierro para hacer las herraduras.

Las olores y sensaciones del bosque a primera hora de la mañana son especiales y llenas de magia...
 


Aunque los caminos del Bosque Duendesito son muy sencillos y tranquilos, a veces pasan cosas inesperadas..
En uno de esos caminitos, Betty Espaguetti, sin saberlo, pisa un duende-césped.


Los duende-césped son unos duendecillos en forma de hierba que se camuflan entre las plantas. Son muy traviesos y cuando los pisas pegan un grito tan fuerte que hacen aparecer a muchos duendecillos más y no tienes escapatoria...

-¡Oooh, nooo! van a venir todos - dijo Anoük muy asustada - ¡A correr, no paréis y no miréis atrás!


-Pero si son muy pequeños, ¿Qué nos puede pasar si nos cogen? - Preguntó el Centauro - Nunca había visto semejantes bichitos.
-Si los haces enfadar, empiezan a llamarse entre ellos y a correr tras de ti, para morderte los pies. Y éstos están muy enfadados, les acabamos de despertar.

Se desvían por el bosque para esquivarlos, pero no se dan cuenta que hacia donde van no hay salida, solo una pared enorme y alta..

-Y ahora ¿qué vamos a hacer? nos comerán los pies.
-Agarraos todos bien fuerte, ¡voy a trepar!


Qué suerte que el Centauro sepa escalar. Gracias a ello, todos pueden salvarse de ser mordisqueados por los duende-césped.
 Y además, gracias al desvío tomado tras la persecución de los duendecillos, se topan justamente con la casa del hermano del señor herrero, en lo alto de la colina.  


Con los hierros necesarios y un gran cansancio encima, el Centauro, Anoük, las Pekes y Betty Espaguetti vuelven de camino a Pó, esta vez con cuidado y mirando bien dónde pisar...

Una vez llegados a la casita de Anoük, el Centauro saca su yunque y su fragua para preparar las herraduras.
Anoük, maravillada por los colores del hierro ardiente, echa una mano al Centauro.
Mientras ella sostiene con las pinzas la herradura, él va dándole forma.


-¿Sabes Anoük? El lago de este pueblo no es muy grande, pero... es bonito.
-Sí, es un lago muy especial.



¡CLINK CLINK, CLINK CLINK!

-¿Qué es ese ruido? -Preguntó el Centauro.
-El Cascanar del Pueblo.
-¿Cascanar? 
-Sí, en vez de un campanario con campana, tenemos un cascabel gigante. Suena a veces, y cuando lo hace, es por arte de magia, nadie lo toca.. y siempre es para anunciar que algo bueno va a pasar.



Por un momento el Centauro se queda embobado mirando el cielo, pero al rato despierta de un brinco.

-¡Ay, que no tengo tiempo para soñar! Tengo mucha prisa.
-¿Siempre vas con tanta prisa?
-No.. siempre no.. aunque.. no recuerdo cuando fue la última vez que no tuve prisa...

 -Centauro.. puede que este lago no sea tan grande ni cristalino como el de tus sueños, pero es muy bonito también, y tiene peces con mochilas a cuestas.. ¿te apetece quedarte unos días y descansar? Así luego podrás seguir tu camino con más energía y más ilusión.
Además ¡tengo ganas de una gran aventura! si te parece bien, cuando quieras reanudar tu viaje, ¿podré acompañarte a descubrir otros lugares?
-¡Claro! en estas búsquedas viajo solo, con mi Betty Espaguetti.
-Y yo con Peke-Peke y Peke-Pó. Creo que seremos un buen equipo.
-Sí, pero ahora olvidémonos del tiempo - dijo el Centauro- me apetece mucho quedarme una temporadita aquí.
-Claro, pero ... si puedes mover un poquito el remolque-caracol te lo agradeceré mucho, sino no tendré luz en mi casita.
-Vale, pero quiero otra tarta de manzana, y sin Stevia, que no me ha gustado mucho. Sabe a regaliz...

                                                                       FIN


Cariñito, este cuento te lo dedico a ti y a la Betty, que aunque no está con nosotros físicamente, sí lo está en nuestros corazones..
Te quiero mucho, muchas gracias por aparecer en mi vida de la manera en que lo hiciste, gracias por hacerme el mejor regalo del mundo, poquito a poquito vamos a crear una bonita familia, llena de amor y alegría.
Feliz Sant Jordi mi vida.



Para Modest de Cristina